jueves, 7 de julio de 2011

Emilia. Capítulo 7: Transformación

Emilia
Capítulo 7: Transformación
Nieve, Norte de Francia
Vimos una luz a lo lejos, agudicé lo mejor que podía mis ojos, creo que era un pueblo.
Tal vez allí podamos buscar pistas para encontrar a la madre Aelita.
Antes de seguir vimos una manada de lobos… gigantes de muchos colores en el horizonte que venían a gran velocidad.
- ¡¡¡¡¡¡¡ESTAMPIDAAAAAAA!!!!!!! – grité y todos fuimos corriendo dejando a los lobos pasar.
Pasaron frente a nuestros ojos pero pararon.
Había uno muy grande, casi todo marrón de ojos marrones, que se acercó a mí con curiosidad y algo de miedo.
Vi a los otros, entre ellos había una chica adolescente de pelo rizado y cobrizo.
 Todos los lobos eran grandes como el líder, según adiviné. Sentí que detrás de su “máscara animal” tenían sentimientos humanos.
Me sorprendió la chica, que se acercó al lobo.
- Jake tenemos que ir a casa, a Estados Unidos – le dijo la chica al lobo
Sentí que me desmayaba, mi mirada comenzó a desorbitarse y sentía que me estaba quemando. No sé qué me pasaba.
Vi mi brazo, le estaban saliendo pelos muy largos. Tenía unas ganas de correr muy lejos pero me ardían las piernas. Quedé inconsciente.
Pueblo, norte de Francia
Me desperté. Mi vista estaba borrosa. Estaba en una habitación, seguro de ese raro pueblo. Me quería levantar pero algo me impedía, no sabía por qué.
Miré mi brazo de donde habían salido los pelos… ahora estaba cubierto de un color plateado-marrón-ocre.
Me quedé soqueada, ¿qué será? ¿Una ilusión? ¿Una broma de mal gusto? Pero lo que sentí era tan real, que quería morderme algún dedo o algo con fuerza hasta doler.
Levante el brazo para ver mi mano izquierda, donde estaba la marca del dragón. En vez de manos humanas, era tan solo una pata gigante de lobo del mismo color que vi anteriormente y la marca, más brillante que nunca, estaba ahí pero rodeaba también mi muñeca peluda.
Me pellizqué la muñeca con lo que sería ahora mi hocico, se re-marcó pero después de un minuto desapareció.
“Mis poderes curativos funcionan” pensé “Andy, Andy, chiquilín, daimonioncito, ¿estás ahí?”
Un armiño de color crema de ojos ocre se subió encima de mí
“¿Pensabas que no iba a aparecer?” pensó Andy “¡Mira lo que sos ahora!”
- ¿Me ayudas a levantarme? – le pregunté mientras Andy se convertía en un hipogrifo y extendió su pico
“Qué raro, puedo hablar como si nada hubiera pasado. Qué bien.” Pensé
El pico de Andy me agarró y gracias a él me pude levantar. Nada de esfuerzo ya que era muy fuerte y podía soportar mucho peso.
En vez de caerme me quedé levantada en dos patas y me dirigí al espejo que había.
Me miré saltando un poco para mover el cuerpo de un lado a otro.
Era una loba gigante de color plateado-marrón-ocre. Qué rara combinación de color pero me gustaba, me hubiera gustado tener mi pelo así algún día. Medía 2 metros y mis ojos era de un color ocre-azul muy intenso. ¿Azul? ¿Será por Silver?
Me tumbé al piso para levantarme en cuatro patas. No hubo problema.
Andy se subió a mi lomo convertido en un lince y fuimos a la única puerta de la habitación que había. Tenía ganas de mirar por la ventana pero quería saber cómo se encontraban los demás.
Abrí el picaporte de la puerta con mi telequinesis ya que con el hocico grandote y estas grandes patas no podría nunca porque se resbalaría. Siempre lo usaba, sin que nadie me viera, para alcanzar objetos de lugares algo. Fue una pura suerte que me tocó tenerlo porque necesitaba mucho de esa habilidad porque era bajita (medía 1,50 metros) y era mi poder favorito. Es lo más cómodo en el mundo para mí.
Fui a las primeras escaleras que vi. Bajé las escaleras sigilosamente.
Estaba la chica que vi antes de transformarme y en vez de lobos había un grupo de chicos de 17 años hablando con Lucio. Silver seguro estaría afuera. ¿Dónde estarán Aelita y Pandora?
Me fui corriendo hacia la puerta y con un movimiento muy rápido con telequinesis abrí la puerta y salí disparada hacia la nieve. Vi a Aelita y Pandora con un lobo, era muy pequeño y de color gris claro.
Corrí hacia ellas aullando. En cuanto paré al lado de ellas  vi que ese “lobo” era una chica como yo pero mucho más pequeña.
Pasé alrededor de ella curiosa y me senté sobre la nieve. Al principio sentí un frío extremo pero al minuto no sentí nada. Era como si no hubiera sentido frío.
Tenía unas grandes ganas de hablarle pero no me salían las palabras.
“Si tan solo pudiera hablar” pensé y unas lágrimas salieron de mis ojos.
Miré a la luna, me entró el sueño y finalmente me quedé dormida.
Bosque, norte de Francia.
No sé cuánto tiempo pasó.
Me levanté. Era humana otra vez.
¿Qué habrá sido? ¿La luna? ¿O esos raros lobos? Tenía mucha intriga, tenía mucho miedo de que me volviera pasar así sin avisar. ¿Y si era una habilidad mía oculta?
Miré a mí alrededor por si había señales de mi daimonion.
Andy estaba cerca de la roca más cercana en forma de un lobo blanco como la nieve y de orejas grises. Lo reconocí por el tamaño.
-Hola Andy – le dije y mi daimonion corrió hacia mí y lo abracé – Que bien que estés conmigo –
- Si, para eso estoy – me dijo Andy sonriendo– tenemos que volver y seguir en la búsqueda de la madre de Ae –
- Cierto – le respondí – Vámonos. Aún quiero saber si por qué me transformé en esa loba –
Andy estaba de acuerdo conmigo. Salimos del claro corriendo y llegamos al pueblo.
Encontramos a todos. Aelita, Pandora, Lucio, Silver, la chica de pelo cobrizo y los lobos. Todos nos estaban mirando sorprendido
“Qué es lo que estarán mirando” pensé “No será que…”
Lo único pensaba era si Andy ya era corpóreo completamente, cosa que dudaba.
Andy pasó cerca de ellos para ver si lo miraban o algo pero no.
Me miraban a mí. Miré si tenía algo raro pero nada.
Me acerqué a ellos.
- Eh, ¿pasa algo? – Les pregunté - ¿Por qué me miran con cara rara?
Les pasé mi mano a los de cada uno pero nada. Estaban todos tildados.
Miré mi reloj, pasaron 5 minutos y todos volvieron en sí al mismo tiempo.
- ¿Qué paso? – le pregunté a Silver
- Ni idea – me dijo bajando su cabeza a la altura de la mía – Veíamos un extraño destello magenta detrás de esos árboles –
Sentía que no era ni yo ni Andy lo de ese destello magenta.
“Tal vez sea una señal” pensé “Espero que encontremos a la madre de Aelita pronto”
- Chicos, ¿todos vieron lo un destello magenta como me dijo Silver? – les pregunté a todos
Todos asintieron. ¿Por qué será que no hayamos visto ese destello? ¿El bosque habrá tapado esa luz hacia y a mi Andy?
Les hice un gesto a todos para que nos siguieran.
La chica de pelo cobrizo se acercó hacia mí
- Me olvidé de presentarme – me dijo la chica sonriendo y vi que sus ojos eran de color marrón chocolate – mi nombre es Renesmee  pero todos me llaman Nessie –
Yo me quedé sorprendida, le estreché la mano. ¿Qué hacía un personaje de libros en un mundo físico?
Era todo medio raro. Ese Jake debía ser Jacob Black, que ahora me acordé, y la loba pequeña debía ser Leah.
Me acordaba de los libros. Seguro sufrieron el mismo destino que Andy, Silver, Lucio, Pandora y yo. La niebla negra de la que ví desparecer a mi mamá era el problema, debía ser la brecha entre los mundos, una especie de portal. ¿Quién los activaba? ¿Por qué aparecería esa niebla? ¿Con qué fin?
- Leí tus pensamientos – me dijo Renesmee – A nosotros también se nos apareció la niebla negra –
Renesmee soltó su mano de la mía
-Tal vez podamos ayudarlos – me ofreció la chica semi-vampiro – Haremos lo que podamos entre todos hasta que podamos volver a casa ¿No Jake? – Se dirigió al lobo marrón, el cuál se acercó a ella y Renesmee le besó la frente –
Asentí sonriendo, yo también era vampiro pero casi y también era una loba. Yo era una vampiro-loba, una combinación de las 2 razas pero ahora pensando en Lucio, siento que esto es una parte de lo que soy y de lo que podría ser mi especie en realidad.
Yo miré el lugar de dónde venía el destello que estaba iluminando otra vez.
Tenía unas grandes ganas de ser loba otra vez. Corrí sentí un cosquilleó vi que mi ropa despareció como metiéndose adentro invisiblemente en vez de “explotar” como lo harían los demás lobos.
Por fin ya era una loba. Miré a Aelita y me agaché.
- Ae, subite – le dije señalando con mi hocico y mi pata a mi lomo para que se subiera.
Vi que Renesmee y los lobos estaban sorprendidos porque nunca vieron a uno de los suyos hablar ya que ellos estaban acostumbrados a hablar telepáticamente y no podían hablar por su voz.
Aelita se subió y me paré suavemente para no saltarla. Podía soportar su peso, para mi ella pesaba como una pluma como si no tuviera nada sobre mí aunque sintiera sus piernas sobre mi cuerpo lupino.
Lucio se transformó en lagarto. Renesmee se subió a Jacob copiándome.
- ¡Apretá muy fuerte Ae! – le grité muy juguetona y Aelita se rió.
Fui la primera en echar la carrera. Vi que era más rápida que el resto entonces decidí disminuir mi velocidad para estar a su ritmo. Silver volaba arriba de nosotros.
Vimos que el paisaje era igual por horas, parecía un bosque interminable.
Divisé algo a lo lejos y paré. Nadie para hasta que todos se dieron cuenta.
Había una gran muralla de hierro de 10 metros de altura frente a nuestros ojos. Andy se transformó en un águila para mirar qué había en el otro lado.
“Andy ¿Qué es?” pensé
“Parece un laberinto por lo que yo veo” pensó mi daimonion.
Yo me quedé tildada. Esto parecía que era un juego de lógica. Tenía que guiarme por mi instinto a partir de ahora.
“Andy buscá alguna puerta para entrar” pensé
“A las órdenes, capitana” pensó Andy en broma.
Mi daimonion fue a buscar la puerta y la encontró rápido
“3 metros a la derecha” pensó mi daimonion
- Chicos la puerta está a 3 metros a la derecha, ¡síganme! – Grité
Todos me siguieron y oí hablar, con mi oído muy agudo, a Renesmee con Jacob.
- Esta chica tiene algo raro y no nos lo quiere decir – dijo Renesmee a su novio
Renesmee casi descubría mi secreto, a Andy, mi daimonion. Me pregunto si algún vampiro podrá verlo.
Entonces comenzamos a correr hacia la puerta.
Fui la primera en parar. La puerta estaba cerrada.
- Silver, ¡ahora! – Grité a mi dragón plateado que estaba aterrizando – Apártense todos –
Todos dejamos paso a Silver y lanzó una gran llamarada azul-celeste clara y brillante salió de su boca hacia la puerta y un gran agujero comenzó a fundirse en el centro de ella.
El agujero se secó y di un gran salto hacia el interior y todos me siguieron. Una vez que entramos todos, el agujero de la puerta se cerró haciendo el mismo proceso pero invertido. Miramos al cielo y una lámina casi invisible comenzó a aparecer sobre nosotros.
Sin vuelos, sin trampas a partir de ahora nos acompañará la suerte y nuestro instinto.
No sabíamos de los peligros que nos esperaban para ser descubiertos
Continuará…

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