lunes, 15 de agosto de 2011

Blue Gold. Capítulo 3: Primer caso

Blue Gold.
Capítulo 3: Primer caso
Casa de Edward, afueras de Londres, Inglaterra

Me desperté del sueño. 
- ¡Ed, Ed! – Gritaba Blue Gold - ¡Despierta, amigo! – 
Sus ojos azules brillaban con la luz del sol. 
- ¿Qué pasa? – pregunté al guilmon amarillo 
- Mira esto – respondió y prendió la TV. 
Mire la tele, era un canal de noticias. Había un señor ahí. Era sobre un asesinato en una mansión. 
- ¿Qué tal si vamos a investigar el caso? – me preguntó Blue Gold y fue a buscar el disfraz y se lo puso.
Blue Gold anotó la dirección de la mansión.
- Lo haría y no quiero que mamá te vea – respondí 
- Bueno, entonces trata de cubrirme – me dijo el guilmon 
Me cambié eligiendo algún conjunto que me gustara para la ocasión 
Fuimos al cuarto de papá y mamá a buscar las llaves del auto. Corrimos hasta el garaje. Por suerte nadie nos vio. 
Blue Gold se sentó al volante y yo en el asiento del acompañante. No sé como pero mi digimon sabía manejar el auto de papá. Fuimos hacia la mansión. 
Estacionamos el coche frente a la puerta. Había muchos oficiales ahí tratando de descifrar el crimen. Bajamos del coche y todos los policías comenzaron a mirarnos. 
Al ver el aspecto de mi compañero, los policías nos dejaron entrar. 
Entramos en la mansión y un oficial se nos acerca. 
- Parece que usted es un detective nuevo, que suerte de encontrarlo aquí – dijo el policía 
- Sí, señor oficial – dijo mi amigo detective –Mi nombre es Blue Gold y hemos venido para resolver el caso, nuestro primer caso – 
-Bueno chicos, la escena del crimen es subiendo las escaleras a la derecha – dijo el policía señalando el camino 
- Bien. Vamos Ed – me gritó Blue Gold 
Me quedé atónito. ¡Lo que sucedía era lo mismo que el sueño!
Avanzamos en el camino indicado y abrimos la puerta.
Sentimos un mal presentimiento en este lugar.
No había nada, estaba vacío, debimos habernos confundido de cuarto.
Avanzamos un poco y la puerta se cerró a nuestras espaldas.
Estábamos atrapados.
- ¡Ed, Ed, quiero salir! – gritó Blue Gold - ¡Llamá a los policías! –
Llamé a los oficiales. Nada, no contestaron.
¿Qué era esto? ¿Una broma del asesino? Yo no estaba listo para acertijos
De repente comenzó una alarma de policía y toda la habitación se puso roja como cuando suena la sirena pero no veía el origen del destello. Era como si viniera de la nada.
Miré a mi amigo, nunca lo vi tan cobarde. Estaba gritando y llorando como un niño. Siempre desde que lo conocí me imaginaba que iba a ser tan valiente como un héroe de historietas. Pero no, tenía claustrofobia.
Blue Gold venció su miedo a la claustrofobia, dejo de llorar y gritar y se puso a mi lado, atento a lo que viniera.
Una sombra surgió de la nada y comenzó a cobrar la forma de un fantasma negro de ojos y boca violeta.
El fantasma se acercó a nosotros con una sonrisa macabra y en vez de atacarnos un humo negro salió de él y se escabulló al techo despareciéndose.
En su lugar había un fantasma blanco y feo, me pareció que era uno de los digimons del juego prestado.
- Señor fantasma, ¿se encuentra bien? – Preguntó Blue Gold tan cortésmente al extraño fantasma blanco - ¿Usted es el asesino?
- No, el negro es el asesino y dejo sin rastro a la víctima – respondió el fantasma – Mi nombre es Bakemon pero llámenme Bake –
- Bien Señor Bake, entonces ¿cómo es posible que la víctima haya sido encontrada en el cuarto y ahora vemos que el cuarto está vacío? – Preguntó otra vez mi amigo detective mientras tomaba notas
- Seguro es una ilusión porque puedo ver cuando es ilusión o no – respondió el Bakemon
- ¿Cómo llegaste aquí? – preguntó mi guilmon otra vez
- Para ser sincero, fue por una niebla negra y me da la sensación que esa niebla esté apareciendo en otras partes del mundo – respondió el fantasma blanco – Si se terminara de aparecer, me temo que tú, digimon detective, desaparecerás de este mundo e iras con nosotros los digimons y con los otros de tu especie –
- Yo no sé nada de esas cosas señor Bake, yo nací en este mundo y pertenezco a éste – dijo Blue Gold muy seguro y sorprendido a la vez y se dirigió a mí – Hay que avisar a los oficiales de qué no encontramos nada y solo encontramos un fantasma parlante como los típicos del terror –
- Blue, hay que guardar el secreto de Bake, no es buena idea decir eso a los policías – dije algo asustado por el señor Bake – solo les avisamos que no hay nada, ¿ok? –
- Bueno, señor Bake lo dejaremos aquí por hoy – dijo Blue Gold dirigiéndose al señor Bake y se dirigió a mí – Vamos Ed, este caso es difícil de resolver, dejémoslo para otro momento.
- Si yo pudiera aportaré datos de este caso – dijo Bake y nosotros nos giramos – les ayudaré en lo que sea –
- Bueno, vámonos a casa – le dije a mi amigo y nos fuimos de la habitación
Avisamos a los policías de que no podíamos resolver el caso y que se lo dejara el trabajo a otro detective más experimentado.
Estábamos tan seguros de que íbamos a visitar muy seguido a nuestro nuevo amigo, el señor Bake. Se ha convertido en nuestro amigo de confianza. No se lo contaremos a nadie, solo un secreto entre Blue Gold y yo.

Blue Gold. Capítulo 2: Buscando identidad

Blue Gold.

Capítulo 2: Buscando identidad.

Casa de Edward, afueras de Londres, Inglaterra


Mi mamá decidió darme algunos cuentos sobre policiales de algunos escritores famosos como Edgar Allan Poe, Agatha Christie o Arthur Conan Doyle. 
Blue Gold lleno de curiosidad comenzó a leer esos libros y pedía más y más libros de policiales para leer. 
Pasó un mes y mi amigo se leyó 20 libros de policiales que pude encontrar y comprar para mi Guilmon. 
Yo me quedé embobado pensando en el futuro de mi amigo: ¿Si él pudiera ser detective? 
Era una buena idea y me acordé que desde mi prematura niñez a los 6 años le pedí a mamá que me comprara un disfraz tipo Sherlock Holmes para que jugara a ser detective. 
Mi mamá me llamó y fui a la cocina dónde siempre ella estaba 
- Ed, vamos de compras – me dijo mamá – anda a preparar tus cosas que dentro de un rato nos vamos – 
Fui corriendo a mi habitación y busqué la mochila pero Blue Gold me detuvo. 
- ¿Puedo ir, Ed? – me preguntó mi amigo – 
- Si, pero no entrarás en la mochila – le respondí 
Un aura brilló alrededor de él y se transformó en Gigimon y entró en la mochila perfectamente aunque pesara un poco.
Fui a la cocina y de ahí al auto rojo que mi mamá conducía.
Fuimos hacia Londres y nos metimos en un shopping. 

Shopping, Londres, Inglaterra 

Entramos en el shopping y fuimos al primer piso donde ahí había ropa para niños de mi edad y justo había disfraces. 
Entré al local de ropa. 
Agarré el primer disfraz de detective que había y me fui al probador. 
Blue Gold salió de mi mochila y se transformó en Guilmon. 
- A ver si te queda – le dije dándole el disfraz 
Mi amigo se lo puso no le quedaba nada mal, estaba en la medida justa. Solo faltaría un gorro grande de detective para taparle las orejas de murciélago. 
- Me gusta mucho, Ed – dijo muy feliz el dinosaurio amarillo 
Mi Guilmon amarillo se sacó el disfraz y me lo devolvió, y se transformó de nuevo en Gigimon metiéndose en mi mochila. 
Salí del probador y mi mamá lo pagó aprovechando de que había un 20% OFF en todas las partes del disfraz. 
Salimos del local. 
Mamá quiso aprovechar el momento para comprarse unas botas que tanto le encantaban en un local de zapatos para mujeres. 
Me fui a los juegos y vi a unos chicos de mi edad jugando a unas cartas. 
Me acerqué a ellos muy curioso. 
- ¿A qué juegan? – Les pregunté 
- A digimon – me respondió uno de los chicos poniendo una carta en el piso 
- Maté a tu guilmon, Rocky – respondió el otro chico 
- Ese guilmon es rojo, ¿existen amarillos? – pregunté por curiosidad 
- ¿Eh? Ese guilmon no existe, existe blackguilmon que es igual pero negro – me dijo el primero. – Pero existen un guilmon amarillo en el juego de Game Boy Advance “Digimon Battle” – sacó de su mochila una Game boy advance y su cartucho – Te lo presto 
Agarré la Game Boy y la puse en la mochila y me fui a buscar a mamá y finalmente me fui a casa. 
Casa de Edward, afueras de Londres, Inglaterra 
Subí a mi habitación y saque a Blue Gold y la Game Boy Advance prestada. 
Comencé a jugar al juego mientras mi amigo me miraba jugar. Elegí para jugar el guilmon amarillo. El juego era de pelea: tenías que matar a los enemigos para pasar al siguiente nivel y así desbloqueabas más de esos digimons. 
Me cansé y le dí la consola a Blue Gold para que jugara un rato y me dormí. 
Soñé que estaba en una gran mansión con mi amigo guilmon, que vestía el disfraz de detective y un oficial se nos acerca. 
- Parece que usted es un detective nuevo, que suerte de encontrarlo aquí – dijo el policía 
- Sí, señor oficial – dijo mi amigo detective –Mi nombre es Blue Gold hemos venido para resolver el caso, nuestro primer caso – 
-Bueno chicos, la escena del crimen es subiendo las escaleras a la derecha – dijo el policía señalando el camino 
- Bien. Vamos Ed – me gritó Blue Gold 
Fuimos al lugar dónde nos había indicado el policía. Íbamos por entrar a la habitación. Escuchamos un grito. Blue Gold puso su mano amarilla en la perilla. Todo se comenzó a distorsionar, mi amigo desapareció de lana da como una niebla. Escuché el grito otra vez. Me habían despertado. El sueño ha terminado.

Blue Gold. Capítulo 1: El huevo, un nuevo amigo

Blue Gold.
Capítulo 1: El huevo, un nuevo amigo

 Granja, afueras de Londres, Inglaterra
Me levanté como todos los días, de buen humor gracias al grito del gallo.
Me preparé y me vestí y saludé a mis papás a mis cuatro hermanos mayores.
Salí por la puerta de atrás para ir al granero, donde estaban las gallinas empollando sus huevos.
Entré al granero, estaban todas dormidas.
Busqué la canasta que estaba en un rincón y comencé a mirar a las gallinas y fui sacando una por una cada huevo para la cena.
Ya había levantado 30 huevos de 10 gallinas. Fui a la onceava gallina.
Traté de sacar el huevo pero era algo pesado. La gallina se despertó y se fue corriendo asustada.
Miré al huevo: era muy grande para ser el de una gallina y distinto. Era de color blanco y con rayas en zigzag rojas rubí.
Decidí quedarme con el huevo ya que sentía que dentro de él habrá algún polluelo especial.
Agarré la canasta y fui a la cocina de la casa y dejé la canasta. Regresé al gallinero.
Entré, el huevo estaba roto. ¿Dónde estará el pollito?
Escuché un ruido entre la paja y una criatura salió. No era un pollito.
La criatura era amarilla y sus pequeños ojos de color azul zafiro. Me quedé impresionado.
Me acerqué al pequeño pero él retrocedió asustado.
- Oye, no tengas miedo – le dije suavemente para que no retrocediera – No te haré daño pequeñín –
Así mismo, la criatura se acercó ganando mi confianza y saltó hacia mí muy contento.
- Mi nombre es Edward, ¿y tú? – le pregunté mirando a la cosa
- ¡Jyarimon! – Me respondió muy contento la criatura amarilla – ¡Jyarichi! –
Me impresionó que la criatura hablara, Jyarimon era su nombre, pero yo quería ponerle otro. Tenía que esperar aún no estaba listo.
Lo agarré y me fui corriendo a mi casa. Subí a mi habitación y lo dejé en mi cama. Cerré la ventana para que no escapara y me fui corriendo a la cocina ansioso por comer.
Comimos arroz que tanto me encantaba y me fui a mi habitación.
Ahí me espera el pequeño Jyarimon que saltaba en mi cama, alegre de verme.
Comencé a cuidar al pequeño, por fin tengo un amigo con quién jugar. Una mascota.
Pasaron dos días. El pequeñín me despertó saltando sobre mí como siempre.
- ¡Jirachi! ¡Jyarichí! ¡Jyarichi! – gritó contento y se calló de la cama pero se levantó de un salto y me miró.
Me pregunté por qué dijo Jirachi que era un pokémon que en realidad mi amigo no lo era.
Mi amigo comenzó a brillar de color blanco. Como en pokémon pensé.
Vi cómo se transformaba: De su pequeña cabeza comenzó a salirle cuatro patas y a alargarse su cabeza dando lugar a un cuerpo estirado y una cola le creció. Su cabeza estaba pegada al cuerpo con un hocico pequeño y no tenía cuello. Sus orejas de murciélago quedaron igual.
El brillo terminó. Era de color amarillo y ojos azul zafiro y ahora tenía unas marcas debajo de sus ojos y la punta de su rechoncha cola eran de gris celeste.
Mi amigo saltó hacia mí moviendo la cola feliz.
- Bueno, es increíble, Jyarimon – le dije abrazándolo
- ¡Me llamo Gigimon! – me respondió moviendo su colita aún más
Me quedé sorprendido, así que Jyarimon era el nombre de su especie y ahora, Gigimon era el nombre de la especie en la que se ha convertido mi amigo.
Pero aún no tenía ganas de ponerle un nombre, aún estaba inseguro.
Kya, mi perra Golden retriever entró y ladró al ver a mi amigo.
Gigimon la imitó contento y sacudiendo su cola. Parece caerle bien.
Justo entró mi hermano William para sacar a Kya y Gigimon se escondió en el armario.
- ¡Kya, afuera! – Gritó sacando a la perra y me miró – ¿Que era ese ruido, Ed? –
- No fue nada – le respondí – Después te lo muestro –
Mi hermano se fue de mi cuarto. Vi que no tenía intención de saber que era.
Pasaron cinco días. Decidí sacar a Gigimon al jardín.
Comenzamos a correr contentos y jugamos en el granero. Nos embarramos en el lodo con los chanchos y asustamos a las gallinas hasta la caída de la tarde.
Fuimos a nuestra habitación, donde nos tiramos en mi cama y mi amigo saltó al piso.
Lo miré.
Comenzó a brillar de blanco otra vez pero esta vez acompañado de un aura roja como el fuego.
Su cuerpo comenzó a agrandarse y su cola a crecer. Le creció un cuello separando la cabeza del cuerpo.
Comenzaron a crecer las patas: las traseras se convirtieron en piernas con dos garras  muy grandes; y las delanteras se convirtieron en brazos con tres garras en cada mano.
Dejó de brillar. Era una especie de dragón amarillo con ojos azul zafiro y con rayas gris celeste como la especie anterior.
- Hola Edward, mi nombre es Guilmon – me respondió mi amigo
Me quedé impresionado otra vez, ahora me sentía tan confiado como para ponerle un nombre.
- Te llamare a partir de ahora Blue Gold – le dije y mi Guilmon asintió
Ahora mi Guilmon, llamado Blue Gold me sonrió.
Fui a comer. Saqué algunas manzanas a escondidas para mi amigo, que le encantaban.
Subí a mi habitación y le dejé las manzanas para que comiera. Blue Gold comió cautelosamente, tenía mucha hambre.
Fui a mi cama y mi amigo se durmió conmigo contento.

Emilia. Capítulo 11: El laberinto


Emilia
Capítulo 11: El nuevo profesor
Academia Kadick, Sceaux, Francia
Después del incidente de esa perra-humana o como sea, fuimos todos a la clase de historia.
El profesor entró pero era otro, un nuevo profesor. El director Delmas entró a la clase para anunciar que el anterior se iba de vacaciones por unos meses y que el nuevo lo reemplazará. El director se fue.
- Bueno, chicos – dijo el profesor y miró a mí y a Lucio por un segundo – Seré su nuevo profesor de historia – agarró la tiza con la mano y vi por un segundo unas garras en su mano que después desaparecieron como si nada – Mi nombre es Francis – dijo mientras escribía su nombre.
Los chicos le explicaron en qué tema estábamos y seguimos la clase normalmente.
Terminó la hora y seguimos con Química y demás materias aburridas hasta la hora del almuerzo.
Me senté con los chicos, Andy estaba debajo de la mesa al lado mío.
Miré a mí alrededor, vi al profesor nuevo, estaba solo. Él debería estar con los demás profesores, que estaban a dos mesas de él.
Miré por la ventana, estaba la perra mirándonos a todos. ¿Qué querrá? La perra se fue corriendo hacia el bosque.
El profesor Francis se levantó de la mesa tranquilamente y se fue de la cafetería. Yo me dispuse a seguirle.
Me levanté de la mesa y con sigilo, Andy y yo seguimos al profesor hasta su habitación.
Francis entró y cerró la puerta. Yo puse mi oído en ella. Hablaba solo.
- Me parece que lo hice bien para estar de los chicos – escuché decir a Francis
- Lo sé y ¿encima como me vas a esconder? Si alguien me viera te echarán – oí la voz de una mujer
- Estoy de acuerdo contigo Zaira, sé que es peligroso para ti pero no para mí. Si todos tuvieron lo que eres tú no habría problema – dijo Francis
- En este planeta no hay criaturas como yo, solo están los de los cuatro niños – dijo la extraña Zaira
- Y ellos no saben de qué sus amigos son sus inconscientes, yo solo uno de ellos lo tiene y no está tan desarrollado – dijo Francis
- ¿Hablas de Emilia? ¿La única que tiene daimonion? – preguntó Zaira
- Si de ella, tiene los mismos ocres de su padre y los verdes de su madre y además tiene los marrones de sus padres adoptivos, todo muy mezclado – comentó Francis
- Y eres es el verdadero tío de ella ¿no? Mejor dicho de los cuatro. – Respondió Zaira – Creo que los escurridizos Emilia y Andy nos están oyendo –
Me quedé hecha piedra, Andy se subió a mi hombro y fuimos corriendo a gran velocidad hacia nuestra habitación para que no nos atraparan. Hay que contárselo todo a los demás.
Me tumbé en mi cama agarré mi celular y llamé a Yumi.
¡Ring, ring!
­- ¡Emilia! ¡XANA está atacando! – gritó Yumi.
- ¡QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¡Es imposible! ¡Voy para allá! – grité al celular.
Fui corriendo al bosque a gran velocidad y me convertí en loba para llegar a tiempo.
Corrí unos cuantos kilómetros hasta que divisé la fábrica a lo lejos y me convertí en humana otra vez.
Ahí estaban mi grupo de amigos: Yumi, Ulrich, Aelita, Jeremie y Odd. ¿Dónde estará Lucio? ¿Escondiendo a su pantera? ¿Y mi novio Minos?.
Alcancé a ellos y mis amigos se sorprendieron de haber llegado muy rápido. Todos estaban sorprendidos menos Aelita a la que le guiñé un ojo ya que era La única que sabía mi secreto.
- ¡Que suerte que llegaste! – gritó Odd algo sorprendido.
- Si, ya era hora, vayamos a entrar a Lyoko – respondí.
Entramos a la fábrica, en vez de ir por la soga, salté hacia el suelo y la forzada caída no me hizo daño alguno. Fuimos al ascensor, Jeremie se quedó en la sala de control mientras el resto bajamos a los escáneres.
Fuimos virtualizándonos uno por uno, rumbo al sector de las montañas.
 Sector de las montañas, Lyoko.
Yo fui la última en caer al suelo. Mi ropa seguía siendo la misma.
- Me gustaría tener un vehículo propio, Einstein – dije casi en broma.
- Encontré uno nuevo, no sé de dónde salió – respondió Jeremie.
Me quedé sorprendida y vi como aparecían los vehículos: la moto de Ulrich, el monopatín de Yumi, la tabla de Odd y el mío que era una especie de nave con la forma de un dragón plateado y la insignia en los dos lados de la nave cerca del asiento.
- Es medio raro, me hubiera gustado una moto, no una tonta nave – dije subiéndome al vehículo.
No sé cómo respondiendo a mi deseo, mi nave comenzó a transformarse en una moto de dos ruedas, todo plateado con rayas azul zafiro fluorescente.
“Esto me gusta más” pensé “¿Dónde estás Andy?”.
“Aquí” respondió pensante mi daimonion saliendo de debajo de mis pies.
“Qué suerte que estés aquí Andy” le respondí y arranqué.
Fui acercándome a los chicos, que estaba en el aire, ya que me quedé atrás y tuve que tener cuidado de no caerme. Aun así, mi moto se convirtió en nave para despegar al aire.
Tardó dos segundos en estar en el aire y dos minutos para acercarme definitivamente a mis amigos.
- Hay dos grupos de 10 avispones por ahí – dijo Jeremie desde la sala de control.
“¡Me la están cargando!” pensé “¿Por qué habrá XANA enviado tantos?”.
Los dos grupos de avispones estaban arriba nuestro, el primero de 5 tenía el símbolo de XANA, y los otros… dos ojos rojos.
- ¡Ataquen! – gritó una voz masculina debería ser de uno de los raros avispones.
Los avispones de los ojos rojos o los buenos como llamaría yo comenzaron a disparar a los de XANA.
- ¡Oigan idiotas tomen esto! – grité saltando hacia los de XANA y arañé a uno con mis garras que salieron de mis manos y éste explotó. Finalmente aterricé en mi nave de pie.
Ahora quedaba 4 de los malos, los buenos dispararon a uno de esos y explotó. Eran 3. Aelita lanzó un campo de energía, quedaron 2. El avispón que habló disparó los que quedaba, rebotó en el otro y explotaron. Ya no quedaba ninguno.
Los avispones de los ojos rojos nos miraron, habían sobrevivido todos gracias a nuestra ayuda.
- Gracias por vuestra ayuda, esto todo un gusto – agradeció el avispón líder y se dirigió a sus compañeros – Volvamos a casa – y todos fueron directo al corazón de Lyoko y se esfumaron en el horizonte.
Volviendo a lo nuestro, nos quedamos sorprendidos con lo ocurrido.
- Qué raros avispones, no parecen de XANA – comentó Odd extrañado deseando pelea.
- Me parece que XANA no está solo en Lyoko, hay alguien más viviendo aquí y debe ser el que controla a estos raros monstruos de ojos rojos – dije.
Todos me miraron, estaban todos de acuerdo hasta mi daimonion Andy.
Mi daimonion salió de su escondite en forma de armiño apoyándose en la punta de mi vehículo.
- ¿Qué hace ese armiño ahí? – gritó Yumi.
Me quedé paralizada. ¿¿¿¿¡¡¡¡A mi Andy lo podían ver en Lyoko!!!!????
- No sé apareció por aquí, qué raro este pequeño debe ser muy curioso. ¿De dónde habrá salido? – mentí como si fuera la primera vez que había visto a un armiño en Lyoko.
- Eh Einstein, ¿en tu mapa marcaba a este armiño? – preguntó Odd.
- ¿Un armiño? Si, desde que Emilia entró a Lyoko marcaba una flecha más – respondió Jeremie.
- ¿Y por qué no nos dijiste eso? – preguntó Ulrich.
- No estaba muy seguro de ello hasta ahora que descubrieron quién era – respondió Jeremie.
Todos me miraron, no sabía que decirles. Encima me pareció raro de que a Andy lo vieran en Lyoko.
Sentí algo en el ambiente sentía la dirección de la torre activada y me fui hacia ella seguida por Aelita que activó sus alas de luz.
Fuimos hacia donde estaba la torre, delante de ella había un cangrejo.
“Hubiera esperado más monstruos” pensé.
Salí de mi nave, que se convirtió en moto y Aelita aterrizó en el suelo. Andy se convirtió en águila
Era hora de eliminar al cangrejo.
Corrí hacia él hacia gran velocidad y con un arañazo mío, explotó, y Aelita corrió a la torre.
Esperé 5 minutos y mi amiga de pelo rosa salió y un gran haz de luz iluminó el horizonte hacia los tres.
Volvimos al pasado.
Kadick, Sceaux, Francia
Estábamos todos en la cafetería de nuevo, vi que el profesor Francis estaba con los demás profesores lo cual me pareció medio raro.
Aún dudaba de él hasta llegar a pensar que esa extraña Zaira sería su daimonion y por qué es mi tío y quién serán esos 4. ¿Seré yo y Lucio uno de ellos? Si fuera cierto habrá que buscar a los faltantes y cumplir nuestra misión en esta dimensión.
¿Por qué XANA no ha atacado en tanto tiempo? ¿Estará planeando algo muy malo? ¿O está controlado por algún superior?
Tendré que hablar con la perra y el profesor a ver si puedo descubrir alguna pista de mi verdadero origen.

Emilia. Capítulo 10: La perra

Emilia
Capítulo 10: La perra
Academia Kadick, Sceaux, Francia
Me levanté por el grito de alguien, era Aelita. No sé por qué gritaba mi amiga de pelo rosa. Abrí los ojos, mi amiga me estaba mirando impresionada. ¿Vio por primera vez a mi daimonion? No creo. Busque con mi vista a Andy y estaba al lado mío, mirándome tranquilo. Entonces ¿por qué Aelita estaba impresionada?
Me incorporé y Aelita me ayudó. Me senté en mi cama y ella se sentó conmigo. Sentía algo debajo de la cama. Miré hacia abajo, dos ojos verdes me observaban. Un gran perro blanco salió, ya no tenía la cabeza al revés, estaba normal. Sentía que el perro era hembra, así que sea lo que sea esa cosa no quería hacer daño, parecía pacífica aunque las apariencias podían engañar.
Fuimos a clase como si nada hubiera pasado olvidándonos de la cosa. Dudaba intensamente de la perra si era amiga o enemiga. También dudaba del ave a pesar de su tremenda belleza exótica sentía que el ave tenía oscuros propósitos por la forma   que reaccionaba el insecto gigante ahora una perra.
Sentí por primera vez que todo esto era un sueño, una ilusión, falso. Sentía que tenía que estar en mi mundo, el mundo real. Me mordí el meñique, aunque sangrara por mi tremenda fuerza no había caso. Parecía que el sueño vencía a la realidad.
¡Esto yo nunca lo siento! Sentí que alguien me estaba dominando poseyéndome silenciosamente desapercibido dándome sensaciones que nunca sentiría. Busqué a Andy con la mirada, había desaparecido de mi vista.
Sentía que me estaba cegando, que una cinta negra me estaba tapando. Algo me tiró al suelo o eso creía yo. Tenía mucho miedo, me sentía sola, sin nadie como si estuviera en una isla desierta. Traté de acordarme de mis papás. Nada. Parecía que yo nunca los hubiera conocido. Pero me acordaba de mis hermanas que ahora sentía que solamente eran amigas mías.
¿Qué me estaba pasando? ¿La perra me estaba poseyendo? No, sentía que no. Sentía que otro ser muy oscuro se abalanzaba hacia mí como un tesoro. Me sentía indefensa en la inmensa oscuridad.
Comencé a llorar como una niña pequeña, estaba muy sensible. Quería estar con los demás de vuelta, lloré pensando en mis amigos, en los demás.
No sé cómo comencé a escuchar voces, muy cerca de mí, como de la nada. Pasaba una hora y el volumen de las voces estaba subiendo, cada vez más cerca todavía. Comencé a abrir los ojos, las voces eran de mis amigos, mi novio y mis hermanas. Estaban todos felices de verme.
Sonreí a todos y me dormí de nuevo.
Estaba en un gran castillo muy exótico y grande con Andy. Estaba como muy maravillada con este lugar. Miré hacia atrás y estaba Lucio y Pandora sorprendidos junto con un chico rubio acompañado por un águila en su hombro y un mono vestido de ropa común y también había una chica pelirroja que al lado suyo había un krakken y al lado de éste estaba Theresa sonriente y detrás de todos ellos, con su gran altura, estaba Silver mirándome felizmente.
Yo estaba sorprendida de esto y no sabía dónde estaba: ¿Tendría este lugar un significado? ¿Va a pasar algo importante aquí? ¿Descubriré por qué tengo mis habilidades? ¿Qué es realmente Lucio? ¿Y Pandora? ¿Por qué descubrí a Andy? ¿Esto es parte del destino?
Sentí que el tiempo se detuvo. Todo comenzó a dar vueltas alrededor mío y a esfumarse.
Me desperté, estaba de vuelta en la habitación. Estaba Aelita dándome la mano y yo se la dí.
- ¿Qué te pasó? ¿Qué hacía ese perro? – me preguntó Aelita
- Del perro no sé, en realidad es una perra – le respondí – A la perra la vi antes anoche.  – Miré devuelta hacia debajo de la cama y los ojos verdes de la perra seguían observándome preocupada – Volviendo a lo qué me pasó, tuve una visión o un sueño, no sé –
Le conté sobre lo sucedido
- Los primeros días que estuve aquí comencé a tener visiones sobre mi pasado y mis padres – comentó mi amiga de pelo rosa –
La perra salió de su escondite y saltó a la cama, entre las tres. Parecía muy inofensiva.
Comencé a acariciarla, sea lo que sea la perra parecía muy amigable. Era como si supiera lo que pasaba a mí.
Pensé en Theresa, en mi amiga fantasma. ¿Por qué apareció en el castillo? Acordándome de su imagen en mi mente me di cuenta de algo, algo que creía imposible: ella estaba viva, era más una viva que un fantasma y veía que algo de fantasma le quedaba. Ese era el futuro de amiga, iba revivir.
La perra comenzó a mover su cola a una tremenda velocidad.
Parecía que nos quería decir algo.
Nos levantamos para ir a la puerta rumbo a clase, antes giré para mi mirar a la perra e hice un gesto para que se quedara quieta.
Llegamos tarde a clase y nos pusieron falta e inventamos una excusa entre las dos.
Terminó el período de clases y todos fuimos a la habitación, nos llevamos una gran sorpresa.
Había una mujer de 30 años acariciando a Kiwi, esa mujer era muy parecida a mí y me hizo pensar en Theresa y era muy parecida a esa mujer que estaba viendo.
- ¿Qué le haces a Kiwi? – gritó Odd y todos los chicos de todos los cursos se acercaron a ver lo que pasaba ya que todos conocían a Kiwi.
Miré detenidamente a la mujer, tenía los ojos verdes como la perra. Me di cuenta que ella era la perra, convertida en humana.
La mujer se fue hacia la ventana y saltó. Pasó un minuto y un gran insecto gigante pasó por la ventana hacia el bosque.
Todos estábamos atónitos, ¿quién era esa perra-humana? ¿Qué hacía en el colegio?
Sentí escuchar una voz, muy terrorífica en mi cabeza.
“Soy tu verdadera madre” dijo una voz de mujer en mi cabeza
Sentí que la señora me habló pero no estaba tan segura.
¿Entonces qué hacía esa ella en el colegio? ¿Por qué me dijo en mi mente era mi mamá? ¿Será cierto?
Siento que si hablo con ella tal vez tenga alguna pista de que por qué tengo estas habilidades mías.
lunes, 8 de agosto de 2011

Emilia. Capítulo 9: Noticia inesperada

Emilia
Capítulo 9: Noticia inesperada

Academia Kadick, Sceaux, Francia

Me levanté muy feliz de estar de nuevo en el colegio, de olvidarme de esa experiencia en el norte. Me preparé para ir a clase de historia con Aelita.
Llegamos a la clase, éramos las primeras en llegar. Nos sentamos juntas en el banco de siempre y al rato llegó Lucio.
- Hola chicas – Nos saludó Lucio
Yo le guiñé un ojo e hice el saludo.
Comenzaron a venir todos los demás y se sentaron en sus asientos y comenzó la aburrida clase de historia.
Y así de aburridas con las demás clases hasta el almuerzo.
Fuimos todo el grupo a la cafetería.  Agarré una bandeja y me serví la comida.
“Fue rara la experiencia esa ¿no?” pensó mi daimonion
“Si, lo sé y extraño a Renesmee” pensé
Me senté con los chicos, que me estaban esperando.
- ¿En dónde se metieron todo este tiempo, chicas? – preguntó Odd comiendo unos ricos ravioles
- Buscando a alguien… - respondí al rubio
Miré con mi vista aguda a la cocina, que apenas podía ver. Si Rosa estaba atendiendo la bandeja, ¿Quién estaba cocinando? Me impresioné al verlo: ahí estaba Anthea, la madre de Aelita. ¿Qué hacía allí?
- Emi, ¿estás bien? – me preguntó Yumi por mi mirada y me volví en sí
- Nada. – le respondí y me levanté de la mesa dejando mi comida a medio terminar.
Decidí ir a la sala de recreo a apartarme un rato. Me senté en el sillón con Andy a mi lado transformado en un beagle y prendí la tele.
No sé cómo, apareció un programa de noticias en español. Me impresionó el titular.
“Extraño incidente en el barrio Belgrano de la ciudad de Buenos Aires en Argentina.
Una pareja murió o fue asesinada bajo extrañas circunstancias dejando a sus dos hijas menores solas y las mandarán a Francia para vivir con la hermana mayor”
Mostraron las fotos de las nenas. Nos quedamos impactados: ¡eran mis hermanas!.
¿Cómo habrá sucedido eso? A mí me pareció una mala jugada esta paradoja.
Me fui corriendo a mi habitación llorando.
Entré y me tumbé en la cama. No sabía en qué pensar. Murieron mis queridos papás. Ahora tengo que cuidar a mis hermanitas mellizas.
Entraron Aelita y Yumi y se pusieron soqueadas al verme llorar.
- ¿Qué pasó Emi? – me preguntó Yumi, mi amiga japonesa
- Mis… papás… murieron… - les respondí casi sin voz – me… enteré… por… la… tele… -
Mis dos amigas se miraron y me acompañaron al baño dónde me lavé la cara para que no se me notaran las lágrimas.
Salí del baño y todas fuimos a las clases de la tarde.
Pasaron las horas. Ningún ataque de XANA ni la aparición de la persona que haya dejado la nota.
Me dormí.
Al día siguiente estábamos todos charlando en el banco de siempre cuando escuchamos el ruido de una camioneta.
Una camioneta blanca estacionó frente a la entrada del colegio. La puerta se abrió. 3 personas salieron: dos niñas de casi la misma altura y un adolescente de 1,70 m.
Me acerqué a ellos. Las niñas era mis dos hermanas Violeta y Esmeralda y el adolescente era mi novio Minos.
Las pequeñas se acercaron y me abrazaron. Mi novio me abrazó y nos besamos mientras mis hermanas miraban esto con cara de asco.
Terminamos de besar y nos miramos, sentí una leve cosquilla en los ojos. Estaban cambiando de color a ocre.
- ¿Cómo estas mi noviecita? – me pregunto Minos alegrado de verme
- Todo bien, minitos – le respondí y le di otro beso.
Terminé.
-Bueno para con los besos ¿ok? – Me dijo Minos y yo asentí – Cuando me enteré de lo de tus padres me acordé de tu pasado, y ahora que estamos en la verdadera realidad, dudo si lo que pasa aquí es real o es otra mera ilusión –
- Andy y yo pensamos lo mismo – le respondí mencionando a mi daimonion muy bajito para que las niñas no escucharan el nombre y comenzaran a preguntar.
Me acerqué a mis hermanas y las llevé a mi cuarto con Andy en mi hombro transformado en armiño, que ellas no lo veían.
- Bueno, chicas me dicen que vieron cuando pasó lo de nuestros papás, dónde estuvieron y todo… - les dije llorando, mis ojos se tornaron azul-celeste como los Silver, y levanté la cabeza.
- Tus ojos… ¿son azules? – me preguntó muy sorprendida Esmeralda que prestó atención a mis ojos.
- Eh… son lentes de contacto – le respondí – No hablemos de eso ¿vale? Me cuentan lo que pasó pofi -
- Bueno ok – respondió Violeta – Esme empieza –
Mi hermana chiquita asintió a la otra y comenzó a contar:
- Estábamos en nuestro cuarto cuando escuchamos un raro ruido como el de un fantasma, nos escondimos en la carpa que hicimos con mantas y vimos una sombra negra con borde, ojos y boca de color violeta, lo seguimos y vimos que la sombra entró en el cuarto de papá y mamá y se convirtió en un esqueleto raro con cuchillas que lanzó algo como una pelota luminosa e impactó en nuestros papás y el fantasma se fue del cuarto y se convirtió en un pájaro grande y exclamó su nombre cuando comenzó a volar y desapareció. Viole no me acuerdo el nombre ya, ¿Me lo decís? -
- Oh sí, me lo acuerdo era: Missingno y dijo esa cosa “Por fin he destruido a los padres adoptivos de mi tesoro” – dijo Violeta temblorosa - ¿Padres adoptivos? ¡Si nacimos las tres de la panza de mamá! –
- Tal vez le haya metido a mamá un falso recuerdo o se equivocó de palabra, No sé – dije – Missingno que raro, nunca pensé que esa cosa existiría –
- ¿Sabes que vimos después? ¡Un perro hembra con ojos dorados y la cabeza al revés! – Gritó Esmeralda – Ahí temblamos de miedo y la cosa se fue como herida de algo –
- Llamé a Minos y le contamos todo, suerte que tenía las llaves tuyas de casa y nos buscó y pasamos la noche en la suya con Cristal, Beowulf y Christine – dijo Violeta – los cuatros nos calmaron y nos consolaron especialmente Cris y Minos.
- Bueno, Viole y sacamos el pasaporte y nos vinimos para acá y las otras van a venir en unos días –
- Ay qué bueno, ¡por fin las voy a ver! – exclamé emocionada
Justo entró Minos que nos llevó a todas a cenar. El director se acercó y me dijo a Minos y a mí que mi novio y mis hermanas estudiarían en el colegio en nombre de mi madrina y lo agradecí con mucho gusto.
Me dirigí a los chicos olvidando de buscar la comida y Minos buscó comida para los dos.
- Chicos, ¡mi novio y mis hermanas estarán en el cole! – les conté muy emocionada.
- Y ¿cuantos años tienen tus hermanas? – preguntó Yumi
- Mis hermanitas tienen 9 y Minos mi edad así que él estará con nosotros – le respondí a mi amiga japonesa
- Entonces tus hermanas estarán con mi hermano Hiroki – Me dijo Yumi
- Habrá que presentarlos – le dije
Justo Minos llegó con la comida y sentó conmigo
- Parece que te olvidaste de la comida por lo emocionada que estás – me dijo Minos pasándome mi bandeja – Casi me habla esa chica, la de pinzas de corazón con sus amigos –
- Esa es Sissi, la hija del dire o sea el señor que nos habló, con sus amigos Nicholas y Herb – le contesté. Tenía ganas de decir “tipo” no lo dije por delicadeza ya que no estaba en mi país.
- Una vez casi me chantajeo pero por suerte lo evité – comento Ulrich
- Ah, qué suerte tuviste – dijo Minos - ¿Eres alemán? Lo dijo por la tonada –
- Si, y mi nombre es Ulrich – respondió Ulrich muy callado
- Minos, es un gusto – le dijo mi novio
-Bueno no te presenté a mis nuevos amigos – le dije a Minos – ellos son Aelita, Yumi, Ulrich, Odd, Jeremie y Lucio – cada uno lo saludó y mi novio les devolvió el saludo alegremente.
Nos quedamos todos callados hasta terminar de comer.
Yo me levanté primero seguida por mi daimonion Andy, invisible y silencioso, detrás de mí en la forma de un lince.
Fuimos al cuarto, aparté las computadoras, me subí a la mesa de la ventana y me senté ahí con Andy al lado mío mirando la luna llena tan brillante en el cielo.
Sentí en mi un cosquilleo, sentía que me estaba transformando pero me venció el sueño pero antes de cerrar los ojos vi un insecto gigante en el cielo atacado por un ave rara que me parecía familiar, el cosa huyó hacia mi mirada y aterrizó en la ventana, y antes de cerrar los ojos el insecto se convirtió en un perro blanco como la luna y su cabeza giró quedando su mandíbula boca arriba mirando solemnemente sin temor a mí y me dormí profundamente olvidándome que el extraño perro blanco seguiría allí mirándonos a los dos dormir como dos gatos tiernos. Todo me pareció un sueño.
domingo, 31 de julio de 2011

Emilia. Capítulo 8: El laberinto


Emilia
Capítulo 8: El Laberinto
Laberinto, Fuerte, Norte de Francia.
Ya estábamos todos en el laberinto. Andy se transformó en una extraña lagartija azul-verdoso que me gustó y desee que fuera su forma definitiva a pesar de que él pueda aún transformarse en otros animales. Se subió a mi hombro, no pesaba nada ya que era del tamaño de un cachorro.
Había 3 caminos. Aelita, Andy, Silver y yo fuimos al de la izquierda. Lucio y Pandora al del medio. Renesmee y la manada quileute al de la derecha.
Doblamos a la derecha y pasamos 3 pasillos que no hicimos caso omiso.
Escuchamos un ruido. Aelita estaba temblando de miedo y se sujetó a mí como una niña pequeña. Andy se quedó mirándola muy curioso a mi amiga de pelo rosa mientras comenzábamos a avanzar.
Doblamos otra vez. Un ruido se comenzó a escuchar, era muy intenso como el de una clásica película de terror.
No había nada, el ruido seguía. Avanzamos un poco y vimos una extraña sombra de un extraño pájaro pasando de largo en el cielo.
Seguimos avanzando, el pasillo parecía interminable. Una sombra negra de un Kabutops surgió de la nada pasando al lado nuestro.
Decidimos seguir a la sombra. La criatura caminaba muy rápido y yo corría a gran velocidad a la misma que el pokémon sombra.
Un temblor sacudió la sala nos dimos vuelta y unas gran estampida de agua estaba viniendo a nosotros de un corredor.
Cubrí a Aelita y Andy se convirtió  en una tortuga marina y nos subimos a él. Silver se metió en mi collar.
Aelita abrió los ojos, no le afectó el agua. Entonces nos dimos cuenta que el agua era irreal. Miramos a donde nos dirigía la gran corriente, la sombra había desaparecido
Aelita miró hacia abajo y mostró una cara de impresionada.
- ¿Estamos flotando? – preguntó mi amiga y asentí mintiéndole
Ahí me di cuenta realmente de que Aelita no veía a Andy en su forma de tortuga marina.
El agua comenzó a desaparecer, Andy se apartó de nosotras y dimos un aterrizaje brusco al piso. Nadie salió lastimado.
Andy se convirtió de vuelta en esa lagartija y se subió a mi hombro de nuevo mientras que Silver salió de mi collar posándose detrás de los tres.
Miramos hacia delante. Un gran portón gigante estaba delante de nuestros ojos.
Por fin llegamos, había un gran fuerte de 20 metros de altura con una gran puerta de 4 metros. Miré hacia una ventana que había ahí. Había un extraño mono observándonos a los cuatro y al ver nuestra presencia se fue.
- Apártense – gritó Silver, nos apartamos y lanzó una bocanada de fuego hacia la puerta.
Fundió un poco la puerta pero no lo suficiente para derretirla.
Decidí usar mi fuerza a ver si podía abrir la puerta con mis garras, ni caso y finalmente sin pensar comencé a golpear la puerta de hierro con mis manos que rápidamente la puerta comenzó a deformarse.
Lo hice tantas veces sin darme cuenta de que estaba siendo observada aunque esa presencia lo sentía.
Fuerte, Norte de Francia.
Al ver a esas niñas y al gran dragón plateado sentí que estábamos siendo invadidos y fui corriendo a la sala de control. Al entrar a la sala fingí ser un mono común y corriente y  agarré a mi amigo humano Nicolás como lo harían los monos de un zoológico con su cuidador.
Mi amigo Nicolás aparentaba ser un humano de 30 años rubio y con un bigote. Pero él no es así. Nicolás es solo un niño de 15 años muy inteligente y seguro más que los suyos con una máscara que le permite aparentar lo que él quisiera puesta.
Lo llevé a un pasillo lejos del lugar. Yo era un mono único, podía hablar y era muy inteligente.
- ¡Nico, Nico! Hay tres chicas y un dragón tratando de entrar – grité a mi amigo
- Ya lo sé Benthor, lo vi por las cámaras – respondió mi amigo con su falsa voz grave – Me da la sensación que una de ellas es la niña del fuego, me parece que es la morocha. La que golpea la puerta –
- Si seguro Nico – le dije – porque tú tienes la misma fuerza que esa chica de tu edad pero la pelo rosa… ¿será la hija de la señora que rescatamos de los hombres de negro?
- Si es posible – me respondió – Me parece que esa señora es anodita y la pequeña también aunque ella no lo sepa –
- Eso no lo creo aunque sería raro – le dije – ¿por qué crees que Anthea sea anodita? Es re-ridículo –
- ¿A veces te has preguntado por qué no envejeció ni murió? Esa es la única manera – me respondió
- Pero puede ser que sea de los nuestros aunque lo dudo – le comenté
Pero la sirena comenzó a sonar: ya entraron.
Fuerte, Norte de Francia.
Por fin entramos a buscar a Anthea. Me transformé de vuelta en loba y Aelita se subió a mí de nuevo. Silver cambió de tamaño y se subió con Aelita.
Comenzamos a correr. No había nadie que se interponga en nuestro camino. Doblamos y un gran murciélago cubierto de fuego se abalanzó hacia nosotros y comenzó a escupir bocanadas de fuego.
Corrimos hacia una gran habitación circular, el murciélago dejo de seguirnos y voló hacia el techo que estaba enrejado y comenzó a tratar de abrir el techo. La puerta por dónde entramos se cerró.
La habitación era blanca, en el centro estaba Anthea, la madre de Aelita atada a una silla de madera sujeta al suelo.
Mi amiga de pelo rosa se bajó de mi lomo comenzó a correr hacia su mamá felizmente pero antes de junto a ella una descarga eléctrica de color magenta noqueó a Aelita.
Grité de la impresión. Aelita se desmayó.
Unas puertas de las paredes se abrieron y varias criaturas saltaron de ellas dispuestas a atacarnos.
Ya estaban todas las cosas en el suelo pero no se movieron.
Tenía unas grandes ganas de que Lucio y Pandora estuvieran aquí para ayudarnos. Y Renesmee y su manada. ¿En qué se habrán metido?
Antes de que los monstruos dieran su primer movimiento, Anthea levantó la cabeza y sus ojos brillaban de color magenta como la descarga que noqueó a mi amiga.
Un gran rayo magenta surgió de la nada y al toque todas las cosas estaban destruidas. Aelita se despertó. Los ojos de Anthea estaban normales.
Aelita giró para ver a su madre. Parecía que Anthea era una versión de Aelita adulta, eran iguales en todo menos en el peinado y la altura. Veía en Aelita una cara de felicidad. Veía a una madre y su hija juntas después de tanto tiempo.
Aelita se acercó y abrazó a su madre y desató las sogas que la tenían atada.
Una gran explosión estalló. Era momento de irnos, de volver a casa…
… una luz blanca comenzó a cubrirnos…
…Volvimos al pasado.
Kadick, Sceaux, Francia.
Estábamos de vuelta en el colegio. Estábamos en la cafetería. Estaba muerta de hambre, no comí en dos días.
Renesmee y los lobos no estaban con nosotros.
Terminamos de comer y Aelita, Lucio, Pandora (que se nos unió en el camino) y yo nos fuimos a la Ermita sin darnos cuenta de que los demás nos seguían.
Entramos en todas las habitaciones de la vieja casa.
Entramos a la habitación de Aelita.
Anthea estaba ahí tirada en el suelo con una nota extraña nota al lado de ella. Leímos la nota que decía lo siguiente:
Ustedes la necesitan más que yo, se la merecen.
Saludos.
N.”
Nos quedamos impresionados de esa nota. ¿Quién será el que mandó esto y nos devolvió a Anthea? ¿Será ese mono que vimos o alguien más? ¿Cómo aparecieron esos rayos magenta? ¿Por qué querían a Anthea? ¿Esto está relacionado con Aelita? ¿O conmigo y Andy?
Tenía tantas dudas en mi mente, que no sabía por dónde empezar.
jueves, 7 de julio de 2011

Emilia. Capítulo 7: Transformación

Emilia
Capítulo 7: Transformación
Nieve, Norte de Francia
Vimos una luz a lo lejos, agudicé lo mejor que podía mis ojos, creo que era un pueblo.
Tal vez allí podamos buscar pistas para encontrar a la madre Aelita.
Antes de seguir vimos una manada de lobos… gigantes de muchos colores en el horizonte que venían a gran velocidad.
- ¡¡¡¡¡¡¡ESTAMPIDAAAAAAA!!!!!!! – grité y todos fuimos corriendo dejando a los lobos pasar.
Pasaron frente a nuestros ojos pero pararon.
Había uno muy grande, casi todo marrón de ojos marrones, que se acercó a mí con curiosidad y algo de miedo.
Vi a los otros, entre ellos había una chica adolescente de pelo rizado y cobrizo.
 Todos los lobos eran grandes como el líder, según adiviné. Sentí que detrás de su “máscara animal” tenían sentimientos humanos.
Me sorprendió la chica, que se acercó al lobo.
- Jake tenemos que ir a casa, a Estados Unidos – le dijo la chica al lobo
Sentí que me desmayaba, mi mirada comenzó a desorbitarse y sentía que me estaba quemando. No sé qué me pasaba.
Vi mi brazo, le estaban saliendo pelos muy largos. Tenía unas ganas de correr muy lejos pero me ardían las piernas. Quedé inconsciente.
Pueblo, norte de Francia
Me desperté. Mi vista estaba borrosa. Estaba en una habitación, seguro de ese raro pueblo. Me quería levantar pero algo me impedía, no sabía por qué.
Miré mi brazo de donde habían salido los pelos… ahora estaba cubierto de un color plateado-marrón-ocre.
Me quedé soqueada, ¿qué será? ¿Una ilusión? ¿Una broma de mal gusto? Pero lo que sentí era tan real, que quería morderme algún dedo o algo con fuerza hasta doler.
Levante el brazo para ver mi mano izquierda, donde estaba la marca del dragón. En vez de manos humanas, era tan solo una pata gigante de lobo del mismo color que vi anteriormente y la marca, más brillante que nunca, estaba ahí pero rodeaba también mi muñeca peluda.
Me pellizqué la muñeca con lo que sería ahora mi hocico, se re-marcó pero después de un minuto desapareció.
“Mis poderes curativos funcionan” pensé “Andy, Andy, chiquilín, daimonioncito, ¿estás ahí?”
Un armiño de color crema de ojos ocre se subió encima de mí
“¿Pensabas que no iba a aparecer?” pensó Andy “¡Mira lo que sos ahora!”
- ¿Me ayudas a levantarme? – le pregunté mientras Andy se convertía en un hipogrifo y extendió su pico
“Qué raro, puedo hablar como si nada hubiera pasado. Qué bien.” Pensé
El pico de Andy me agarró y gracias a él me pude levantar. Nada de esfuerzo ya que era muy fuerte y podía soportar mucho peso.
En vez de caerme me quedé levantada en dos patas y me dirigí al espejo que había.
Me miré saltando un poco para mover el cuerpo de un lado a otro.
Era una loba gigante de color plateado-marrón-ocre. Qué rara combinación de color pero me gustaba, me hubiera gustado tener mi pelo así algún día. Medía 2 metros y mis ojos era de un color ocre-azul muy intenso. ¿Azul? ¿Será por Silver?
Me tumbé al piso para levantarme en cuatro patas. No hubo problema.
Andy se subió a mi lomo convertido en un lince y fuimos a la única puerta de la habitación que había. Tenía ganas de mirar por la ventana pero quería saber cómo se encontraban los demás.
Abrí el picaporte de la puerta con mi telequinesis ya que con el hocico grandote y estas grandes patas no podría nunca porque se resbalaría. Siempre lo usaba, sin que nadie me viera, para alcanzar objetos de lugares algo. Fue una pura suerte que me tocó tenerlo porque necesitaba mucho de esa habilidad porque era bajita (medía 1,50 metros) y era mi poder favorito. Es lo más cómodo en el mundo para mí.
Fui a las primeras escaleras que vi. Bajé las escaleras sigilosamente.
Estaba la chica que vi antes de transformarme y en vez de lobos había un grupo de chicos de 17 años hablando con Lucio. Silver seguro estaría afuera. ¿Dónde estarán Aelita y Pandora?
Me fui corriendo hacia la puerta y con un movimiento muy rápido con telequinesis abrí la puerta y salí disparada hacia la nieve. Vi a Aelita y Pandora con un lobo, era muy pequeño y de color gris claro.
Corrí hacia ellas aullando. En cuanto paré al lado de ellas  vi que ese “lobo” era una chica como yo pero mucho más pequeña.
Pasé alrededor de ella curiosa y me senté sobre la nieve. Al principio sentí un frío extremo pero al minuto no sentí nada. Era como si no hubiera sentido frío.
Tenía unas grandes ganas de hablarle pero no me salían las palabras.
“Si tan solo pudiera hablar” pensé y unas lágrimas salieron de mis ojos.
Miré a la luna, me entró el sueño y finalmente me quedé dormida.
Bosque, norte de Francia.
No sé cuánto tiempo pasó.
Me levanté. Era humana otra vez.
¿Qué habrá sido? ¿La luna? ¿O esos raros lobos? Tenía mucha intriga, tenía mucho miedo de que me volviera pasar así sin avisar. ¿Y si era una habilidad mía oculta?
Miré a mí alrededor por si había señales de mi daimonion.
Andy estaba cerca de la roca más cercana en forma de un lobo blanco como la nieve y de orejas grises. Lo reconocí por el tamaño.
-Hola Andy – le dije y mi daimonion corrió hacia mí y lo abracé – Que bien que estés conmigo –
- Si, para eso estoy – me dijo Andy sonriendo– tenemos que volver y seguir en la búsqueda de la madre de Ae –
- Cierto – le respondí – Vámonos. Aún quiero saber si por qué me transformé en esa loba –
Andy estaba de acuerdo conmigo. Salimos del claro corriendo y llegamos al pueblo.
Encontramos a todos. Aelita, Pandora, Lucio, Silver, la chica de pelo cobrizo y los lobos. Todos nos estaban mirando sorprendido
“Qué es lo que estarán mirando” pensé “No será que…”
Lo único pensaba era si Andy ya era corpóreo completamente, cosa que dudaba.
Andy pasó cerca de ellos para ver si lo miraban o algo pero no.
Me miraban a mí. Miré si tenía algo raro pero nada.
Me acerqué a ellos.
- Eh, ¿pasa algo? – Les pregunté - ¿Por qué me miran con cara rara?
Les pasé mi mano a los de cada uno pero nada. Estaban todos tildados.
Miré mi reloj, pasaron 5 minutos y todos volvieron en sí al mismo tiempo.
- ¿Qué paso? – le pregunté a Silver
- Ni idea – me dijo bajando su cabeza a la altura de la mía – Veíamos un extraño destello magenta detrás de esos árboles –
Sentía que no era ni yo ni Andy lo de ese destello magenta.
“Tal vez sea una señal” pensé “Espero que encontremos a la madre de Aelita pronto”
- Chicos, ¿todos vieron lo un destello magenta como me dijo Silver? – les pregunté a todos
Todos asintieron. ¿Por qué será que no hayamos visto ese destello? ¿El bosque habrá tapado esa luz hacia y a mi Andy?
Les hice un gesto a todos para que nos siguieran.
La chica de pelo cobrizo se acercó hacia mí
- Me olvidé de presentarme – me dijo la chica sonriendo y vi que sus ojos eran de color marrón chocolate – mi nombre es Renesmee  pero todos me llaman Nessie –
Yo me quedé sorprendida, le estreché la mano. ¿Qué hacía un personaje de libros en un mundo físico?
Era todo medio raro. Ese Jake debía ser Jacob Black, que ahora me acordé, y la loba pequeña debía ser Leah.
Me acordaba de los libros. Seguro sufrieron el mismo destino que Andy, Silver, Lucio, Pandora y yo. La niebla negra de la que ví desparecer a mi mamá era el problema, debía ser la brecha entre los mundos, una especie de portal. ¿Quién los activaba? ¿Por qué aparecería esa niebla? ¿Con qué fin?
- Leí tus pensamientos – me dijo Renesmee – A nosotros también se nos apareció la niebla negra –
Renesmee soltó su mano de la mía
-Tal vez podamos ayudarlos – me ofreció la chica semi-vampiro – Haremos lo que podamos entre todos hasta que podamos volver a casa ¿No Jake? – Se dirigió al lobo marrón, el cuál se acercó a ella y Renesmee le besó la frente –
Asentí sonriendo, yo también era vampiro pero casi y también era una loba. Yo era una vampiro-loba, una combinación de las 2 razas pero ahora pensando en Lucio, siento que esto es una parte de lo que soy y de lo que podría ser mi especie en realidad.
Yo miré el lugar de dónde venía el destello que estaba iluminando otra vez.
Tenía unas grandes ganas de ser loba otra vez. Corrí sentí un cosquilleó vi que mi ropa despareció como metiéndose adentro invisiblemente en vez de “explotar” como lo harían los demás lobos.
Por fin ya era una loba. Miré a Aelita y me agaché.
- Ae, subite – le dije señalando con mi hocico y mi pata a mi lomo para que se subiera.
Vi que Renesmee y los lobos estaban sorprendidos porque nunca vieron a uno de los suyos hablar ya que ellos estaban acostumbrados a hablar telepáticamente y no podían hablar por su voz.
Aelita se subió y me paré suavemente para no saltarla. Podía soportar su peso, para mi ella pesaba como una pluma como si no tuviera nada sobre mí aunque sintiera sus piernas sobre mi cuerpo lupino.
Lucio se transformó en lagarto. Renesmee se subió a Jacob copiándome.
- ¡Apretá muy fuerte Ae! – le grité muy juguetona y Aelita se rió.
Fui la primera en echar la carrera. Vi que era más rápida que el resto entonces decidí disminuir mi velocidad para estar a su ritmo. Silver volaba arriba de nosotros.
Vimos que el paisaje era igual por horas, parecía un bosque interminable.
Divisé algo a lo lejos y paré. Nadie para hasta que todos se dieron cuenta.
Había una gran muralla de hierro de 10 metros de altura frente a nuestros ojos. Andy se transformó en un águila para mirar qué había en el otro lado.
“Andy ¿Qué es?” pensé
“Parece un laberinto por lo que yo veo” pensó mi daimonion.
Yo me quedé tildada. Esto parecía que era un juego de lógica. Tenía que guiarme por mi instinto a partir de ahora.
“Andy buscá alguna puerta para entrar” pensé
“A las órdenes, capitana” pensó Andy en broma.
Mi daimonion fue a buscar la puerta y la encontró rápido
“3 metros a la derecha” pensó mi daimonion
- Chicos la puerta está a 3 metros a la derecha, ¡síganme! – Grité
Todos me siguieron y oí hablar, con mi oído muy agudo, a Renesmee con Jacob.
- Esta chica tiene algo raro y no nos lo quiere decir – dijo Renesmee a su novio
Renesmee casi descubría mi secreto, a Andy, mi daimonion. Me pregunto si algún vampiro podrá verlo.
Entonces comenzamos a correr hacia la puerta.
Fui la primera en parar. La puerta estaba cerrada.
- Silver, ¡ahora! – Grité a mi dragón plateado que estaba aterrizando – Apártense todos –
Todos dejamos paso a Silver y lanzó una gran llamarada azul-celeste clara y brillante salió de su boca hacia la puerta y un gran agujero comenzó a fundirse en el centro de ella.
El agujero se secó y di un gran salto hacia el interior y todos me siguieron. Una vez que entramos todos, el agujero de la puerta se cerró haciendo el mismo proceso pero invertido. Miramos al cielo y una lámina casi invisible comenzó a aparecer sobre nosotros.
Sin vuelos, sin trampas a partir de ahora nos acompañará la suerte y nuestro instinto.
No sabíamos de los peligros que nos esperaban para ser descubiertos
Continuará…

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lunes, 20 de junio de 2011

Emilia. Capítulo 6: La búsqueda

Emilia
Capítulo 6: La búsqueda
Patio, Kadick, Sceaux, Francia

Reflexioné sobre lo de anoche con Andy en pensamientos. Tenía muchas ganas de ir a buscar a la madre de Aelita para traerla de vuelta para acá. Y también teníamos que buscar a su padre.
Tal vez lo haría pero el problema era este: no teníamos medio de transporte para ir a ese, tenía que ser rápido. Si Andy fuera corpóreo se transformaría en hipogrifo y listo.
Me acordé de alguien que hace un montón que no lo veía: era Silver, mi dragón plateado.
Miré mi mano izquierda. Una forma de color plateado y azul se estaba dibujando.
Era la forma de un dragón. Tenía ganas de llamarlo, miré mi collar que tenía un dragón de plata. Era mi collar favorito. Antes era un collar muy simple pero desde que conocí a Silver se convirtió en su refugio.
Sabía con fuerza que él seguiría allí, dentro del dragón de plata.
Sonó la campana para ir a almorzar. Comí unos ricos ravioles y me fui rápido al bosque. Andy se convirtió en un lince. No me había dado cuenta de que Lucio y Pandora nos seguían.

Pequeño claro, bosque de Kadick, Sceaux, Francia

Llegamos al claro del otro día.
- ¿Qué haces aquí? – me preguntó Lucio sorprendido.
- Voy a llamar a alguien que no lo veo desde hace mucho tiempo – le respondí – Vine para acá para no llamar la atención en el colegio.
Cerré mis ojos con mucha fuerza y apreté mi mano izquierda muy fuertemente.
“Silver, salí” pensé
Ni respuesta.
“Silver salí ya que quiero verte” pensé muy fuerte. Andy me ayudó.
Nada.
Lloré muy fuerte pensando en él, que saliera, que haga alguna acrobacia nueva y espectacular que haya preparado.
Mi collar comenzó a brillar y vi surgir un aura celeste en forma de un remolino brillante casi transparente.
Algo grande salió del remolino volando, como en pleno vuelo y aterrizó cuando todo su cuerpo estaba fuera del collar. El collar se apagó.
Un gran dragón de dos metros estaba delante de nosotros.
Era un dragón macho plateado de bellos ojos entre azul y celeste. Bajó su cabeza para que lo acariciara.
- Hola Silver – le dije casi como un murmullo
- Hola Emi – Silver me contestó y dirigió su mirada a mi daimonion – Hola Andy, es un gusto volver a verte –
- A ti también amigo – le contestó Andy sonriendo chocando su pata delantera derecha con el hocico de Silver.
También podía hablarle a él en pensamientos pero como él era uno de los pocos dragones que podía hablar por su hocico, sabía que no era necesario. Solo lo usaba cuando él estaba muy lejos de nosotros. Yo sabía que Andy podía hacerlo, ya que me contó hace mucho de que estableció una conversación con él en pensamientos, a larga distancia.
Silver decidió cambiar de tamaño y lo hizo. Ahora era de mi altura.
Fuimos a clase rápido ya que terminó la hora del almuerzo. Silver se quedó con la pantera en el claro.
Pequeño claro, bosque de Kadick, Sceaux, Francia

Ahora estaba con esa rara pantera negra, era muy bella y vi en sus ojos, que eran de igual color que los míos, de que era muy inteligente.
- Esa amiga tuya me contó sobre ti – me dijo la pantera
- Ah ¿en serio? – le contesté con un tono algo infantil
- Si, me contó toda tu historia – me dijo la pantera – y por cierto mi nombre es Pandora –
- Ah como la mujer esa que abrió esa caja maldita, en una leyenda griega – le dije – debe ser por los secretos que tienes –
- Muy ingenioso y el tuyo es Silver ¿no? – me dijo Pandora
- Si, por ser un dragón plateado – le dije – Ah y si me haces enojar te puedo lanzar fuego azul. Nunca haría eso, era tan solo una broma –
Comencé a reírme a carcajadas y paré. Cambié de tamaño a la altura de ella. Siempre que lo hacía sentía un leve cosquilleo pero no le daba importancia, estaba acostumbrado.
Miré a donde estaría Emilia, mi jinete, quiero decir mi compañera, mi humana, y cerré mis ojos pensando en ella muy relajadamente.
Aula de clase, Kadick, Sceaux, Francia

Tenía unas grandes ganas de decirle a Aelita de que podemos ir a buscar a su mamá y también de decirle a Silver de que lo llamé para buscar a la madre de Aelita.
No sabía a quién decirle primero. Me concentré en la clase de historia. Pasaron 40 minutos. Y terminó la clase, esperé que pasaran las siguientes clases, que el tiempo fluyera rápido.
Terminó el tiempo de clases y me fui a mi habitación con Andy y Aelita. Cerré la puerta. Me llevé una gran sorpresa.
Silver estaba ahí, en el tamaño de un pequeño gatito. Parecía muy tierno verlo así. Estaba sorprendida ya que no me avisó de que iba a venir a mi cuarto. ¿Pero cómo habrá adivinado el cuarto?
Miré a Aelita y a Silver por un momento. No podía contenerme más.
- Ae, ¿quieres ir a buscar a tu mamá? – le pregunté. Nunca pensé que esto llegaría tan rápido.
- Si y es muy tierna tu mascota – me lo dijo agarrando a Silver y vi que Silver estaba moviendo su cola plateada muy felizmente.
Sabía que significaba su expresión: “Por fin voy a volar otra vez”.
- Bueno vamos a buscarla – le dije agarrando a Silver
Salimos de la habitación y del colegio directo al bosque.  Nadie nos vió. Fuimos corriendo a algún claro grande que había y llegamos.
Solté a Silver.
- Cerrá los ojos, Ae – le dije y ella cerró sus ojos de color esmeralda.
Silver cambió de tamaño, ahora medía como dos metros. Era perfecto para que lleve a 4 personas ya que podía soportar mucho peso.
Lucio y Pandora nos habían seguido. Aelita abrió los ojos y miró a Silver, se quedó muda.
Silver se acostó para que pudiéramos subir y me subí a él. Ayudé a Aelita a subir. Lucio y Pandora se subieron detrás de nosotros sin que nos diéramos cuenta.
- ¡Agárrense fuerte! – grité
Silver comenzó a levantar el vuelo. Sus alas plateadas brillaban a la luz de la luna. Voló en dirección al norte a gran velocidad.
Miré abajo y vi como cambiaba el paisaje.  Las grandes luces de las ciudades y vimos pasar a la torre Eiffel que tanto ansiaba ir. Llegó el turno de la pradera y vimos como las luces de pequeños poblados iluminaban el paisaje. Era todo muy bonito pero más bonito aún fue cuando habíamos pasamos por la torre. Ya era las 9: 00 de la noche todos nos quedamos dormidos.
Soñé que estaba en la nieve profunda con Aelita, Andy, Silver, Lucio y Pandora.
Había una casa de madera a nuestros ojos y entramos en ella. Vimos muchas fotografías de los padres de Aelita. Me había dado cuenta donde estábamos. Aquí era la zona donde raptaron a la madre de Aelita.
Inspeccionamos la casa. Todo pasó muy rápido y cuando salimos de vuelta, algo frío chocó en mi cara que rápidamente no lo sentí más.
Me desperté, ya habíamos aterrizado. Estábamos en la nieve. Hace un montón que no veía tanta nieve.
No sentí, Aelita se despertó por el frío. Fui a su encuentro para darle calor. Que tonta, nos olvidamos de los abrigos.
Fuimos caminando por la nieve, sentía que caminamos en círculos.
Oímos unos aullidos y vimos como una manada de lobos grises atravesaba el horizonte. Era hermoso ese espectáculo. Nunca había visto esto, en vivo y en directo.
Se terminó la carreritas de los lobos y avanzamos. Pasó una hora hasta que divisamos una arboleada de pinos, fuimos allí y al terminar de atravesarla. Nos llevamos una sorpresa.
Allí había una casa de madera, entonces me acordé era la casa del sueño. Y además me acordé de lo que me contó Aelita hace tiempo:
“Cuando era pequeña vivía en una casa de madera en medio de la nieve, tenía como 5 años, el mismo día de navidad, una camioneta negra se llevó a mi madre. Traté de llegar a ella pero no pude y lloré y se lo conté a papá”
Entramos en la casa, era toda de madera. Nada había sido afectado por los años parecía como si fuera ayer.
Aelita miró las fotos. Había una en la que estaban sus padres juntos abrazándose con la casa como fondo. Miré también la foto. Aelita aún no había nacido.
Había otra más en la que estaban los tres. Los padres y Aelita, con sus pequeños 5 años, sonreía inocentemente. Vi que Aelita sonrió a la foto muy tristemente. Extrañaba a su madre.
- No te preocupes, Ae, la vamos a encontrar – le dije para consolarla y ella me devolvió una inocente sonrisa.
Lucio volvió con Pandora, que estaba cubierta de abrigos.
Aelita y yo nos reímos por lo chistosa que parecía la escena olvidando de que Lucio y Pandora estaban con nosotras. Andy se rió a lo bajo.
- ¿Cómo nos siguieron? – preguntó Aelita a los dos al terminar de reírnos.
- Nos subimos al dragón – respondió Lucio agarrando los abrigos que cubrían a la pantera y mirando a Silver que estaba mirando desde una ventana  – queríamos ayudar a encontrar a tu mamá -
Vimos que Silver estaba del tamaño de un león meneando la cola como un perro juguetón. Me pareció muy tierno verlo.
Nos pusimos los abrigos y fuimos a la nieve, dirección al norte.
Andy se convirtió en armiño negro para contrastar con la nieve y se enredó a mi cuello. Silver me seguía siguiendo mi ritmo a mi izquierda. Aelita estaba en el centro y Lucio con Pandora a su derecha.
Vimos una luz a lo lejos, agudicé lo mejor que podía mis ojos, creo que era un pueblo.
Tal vez allí podamos buscar pistas para encontrar a la madre Aelita.
Continuará...

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