lunes, 15 de agosto de 2011

Emilia. Capítulo 10: La perra

Emilia
Capítulo 10: La perra
Academia Kadick, Sceaux, Francia
Me levanté por el grito de alguien, era Aelita. No sé por qué gritaba mi amiga de pelo rosa. Abrí los ojos, mi amiga me estaba mirando impresionada. ¿Vio por primera vez a mi daimonion? No creo. Busque con mi vista a Andy y estaba al lado mío, mirándome tranquilo. Entonces ¿por qué Aelita estaba impresionada?
Me incorporé y Aelita me ayudó. Me senté en mi cama y ella se sentó conmigo. Sentía algo debajo de la cama. Miré hacia abajo, dos ojos verdes me observaban. Un gran perro blanco salió, ya no tenía la cabeza al revés, estaba normal. Sentía que el perro era hembra, así que sea lo que sea esa cosa no quería hacer daño, parecía pacífica aunque las apariencias podían engañar.
Fuimos a clase como si nada hubiera pasado olvidándonos de la cosa. Dudaba intensamente de la perra si era amiga o enemiga. También dudaba del ave a pesar de su tremenda belleza exótica sentía que el ave tenía oscuros propósitos por la forma   que reaccionaba el insecto gigante ahora una perra.
Sentí por primera vez que todo esto era un sueño, una ilusión, falso. Sentía que tenía que estar en mi mundo, el mundo real. Me mordí el meñique, aunque sangrara por mi tremenda fuerza no había caso. Parecía que el sueño vencía a la realidad.
¡Esto yo nunca lo siento! Sentí que alguien me estaba dominando poseyéndome silenciosamente desapercibido dándome sensaciones que nunca sentiría. Busqué a Andy con la mirada, había desaparecido de mi vista.
Sentía que me estaba cegando, que una cinta negra me estaba tapando. Algo me tiró al suelo o eso creía yo. Tenía mucho miedo, me sentía sola, sin nadie como si estuviera en una isla desierta. Traté de acordarme de mis papás. Nada. Parecía que yo nunca los hubiera conocido. Pero me acordaba de mis hermanas que ahora sentía que solamente eran amigas mías.
¿Qué me estaba pasando? ¿La perra me estaba poseyendo? No, sentía que no. Sentía que otro ser muy oscuro se abalanzaba hacia mí como un tesoro. Me sentía indefensa en la inmensa oscuridad.
Comencé a llorar como una niña pequeña, estaba muy sensible. Quería estar con los demás de vuelta, lloré pensando en mis amigos, en los demás.
No sé cómo comencé a escuchar voces, muy cerca de mí, como de la nada. Pasaba una hora y el volumen de las voces estaba subiendo, cada vez más cerca todavía. Comencé a abrir los ojos, las voces eran de mis amigos, mi novio y mis hermanas. Estaban todos felices de verme.
Sonreí a todos y me dormí de nuevo.
Estaba en un gran castillo muy exótico y grande con Andy. Estaba como muy maravillada con este lugar. Miré hacia atrás y estaba Lucio y Pandora sorprendidos junto con un chico rubio acompañado por un águila en su hombro y un mono vestido de ropa común y también había una chica pelirroja que al lado suyo había un krakken y al lado de éste estaba Theresa sonriente y detrás de todos ellos, con su gran altura, estaba Silver mirándome felizmente.
Yo estaba sorprendida de esto y no sabía dónde estaba: ¿Tendría este lugar un significado? ¿Va a pasar algo importante aquí? ¿Descubriré por qué tengo mis habilidades? ¿Qué es realmente Lucio? ¿Y Pandora? ¿Por qué descubrí a Andy? ¿Esto es parte del destino?
Sentí que el tiempo se detuvo. Todo comenzó a dar vueltas alrededor mío y a esfumarse.
Me desperté, estaba de vuelta en la habitación. Estaba Aelita dándome la mano y yo se la dí.
- ¿Qué te pasó? ¿Qué hacía ese perro? – me preguntó Aelita
- Del perro no sé, en realidad es una perra – le respondí – A la perra la vi antes anoche.  – Miré devuelta hacia debajo de la cama y los ojos verdes de la perra seguían observándome preocupada – Volviendo a lo qué me pasó, tuve una visión o un sueño, no sé –
Le conté sobre lo sucedido
- Los primeros días que estuve aquí comencé a tener visiones sobre mi pasado y mis padres – comentó mi amiga de pelo rosa –
La perra salió de su escondite y saltó a la cama, entre las tres. Parecía muy inofensiva.
Comencé a acariciarla, sea lo que sea la perra parecía muy amigable. Era como si supiera lo que pasaba a mí.
Pensé en Theresa, en mi amiga fantasma. ¿Por qué apareció en el castillo? Acordándome de su imagen en mi mente me di cuenta de algo, algo que creía imposible: ella estaba viva, era más una viva que un fantasma y veía que algo de fantasma le quedaba. Ese era el futuro de amiga, iba revivir.
La perra comenzó a mover su cola a una tremenda velocidad.
Parecía que nos quería decir algo.
Nos levantamos para ir a la puerta rumbo a clase, antes giré para mi mirar a la perra e hice un gesto para que se quedara quieta.
Llegamos tarde a clase y nos pusieron falta e inventamos una excusa entre las dos.
Terminó el período de clases y todos fuimos a la habitación, nos llevamos una gran sorpresa.
Había una mujer de 30 años acariciando a Kiwi, esa mujer era muy parecida a mí y me hizo pensar en Theresa y era muy parecida a esa mujer que estaba viendo.
- ¿Qué le haces a Kiwi? – gritó Odd y todos los chicos de todos los cursos se acercaron a ver lo que pasaba ya que todos conocían a Kiwi.
Miré detenidamente a la mujer, tenía los ojos verdes como la perra. Me di cuenta que ella era la perra, convertida en humana.
La mujer se fue hacia la ventana y saltó. Pasó un minuto y un gran insecto gigante pasó por la ventana hacia el bosque.
Todos estábamos atónitos, ¿quién era esa perra-humana? ¿Qué hacía en el colegio?
Sentí escuchar una voz, muy terrorífica en mi cabeza.
“Soy tu verdadera madre” dijo una voz de mujer en mi cabeza
Sentí que la señora me habló pero no estaba tan segura.
¿Entonces qué hacía esa ella en el colegio? ¿Por qué me dijo en mi mente era mi mamá? ¿Será cierto?
Siento que si hablo con ella tal vez tenga alguna pista de que por qué tengo estas habilidades mías.

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